miércoles, 8 de agosto de 2012

LA LUCHA POR LA VIVIENDA EN FUSAGASUGÁ




En medio de la guerra por la tierra y el poder muchas familias de diversos  municipios de la región Sumapaz y el Tequendama se vieron en la obligación de salir de sus viviendas buscando la seguridad que les había arrebatado tanta violencia. Según cuenta Elso Orjuela:

“Empezó la gente a buscar protección en algún lado, la gente a dejar sus finquitas, a dejar lo que tenía por allá en los municipios, en las veredas y protegerse en donde más cerca podía en donde encontraba algo más de seguridad. Uno de esos sitios fue Fusagasugá.”[1] 

Por lo tanto estas personas llegan a la ciudad sin más pertenencias que lo que traían puesto, con grandes necesidades de vivienda y empleo, pues eran muy pocos quienes contaban con familiares que pudiesen albergarlos y si lo hacían era por corto tiempo debido a las incomodidades que de ello se derivan. Pero  a pesar de esta situación Fusagasugá representaba para estos nuevos pobladores la oportunidad de volver a empezar, así como la ilusión de obtener un lugar tranquilo donde vivir con sus familias dejando atrás el dolor por la pérdida de sus viviendas.


¡Organización para el nuevo pueblo!

Teniendo en cuenta que la mayoría de los nuevos habitantes eran personas, provenientes de municipios rurales como Cabrera, Venecia, Pasca, San Bernardo, era de esperarse que su sustente deviniera de labores propias del campo; pero al llegar a Fusagasugá las carencias aumentaban a diario tanto así que los jefes de hogar se vieron en la obligación de empezar a trabajar en diferentes oficios como la construcción y la carpintería, pues el crecimiento de la ciudad así lo exigía.

Hacia los años cincuenta, se empieza a pensar en la necesidad de organización con el fin de apoyarse entre ellos mismos en búsqueda de la reivindicación de sus derechos, por medio de sindicatos de acuerdo a la actividad laboral que desempeñaran y las nuevas alternativas políticas, diferentes a los bandos liberales o conservadores como lo fue en ese momento el Partido Comunista. Puesto que “venia alguna gente con algún tipo de formación marxista, campesinos. De esos porque es que Sumapaz tiene una una virtud especial, Sumapaz tiene uno de los campesinados más cultos de América, sí, ya el campesinado de la provincia del Sumapaz para esa época tenía una enorme formación intelectual producto de sus propias luchas”[1]

 ¡Un techo propio!

Tratando de hallar el origen del proceso que trajo consigo la solución al problema de vivienda de muchas familias destechadas en Fusagasugá, encontramos la importante participación de CENAPROV, la cual se hizo presente en el municipio por medio de algunos contactos que venían enterándose de la problemática y debatiendo sobre el tema durante las asambleas sindicales que llevaban a cabo diferentes sectores de la población.

Según los apuntes personales de don Nicanor Sarmiento, uno de los líderes y fundadores del barrio Obrero de Fusagasugá; en el mes de Julio de 1969, los socios de la subdirección del Sindicato Nacional de la Industria de la Construcción, un grupo de desplazados y algunos miembros del Partido Comunista, se reunieron en una asamblea en la que participaron Oliverio Orejuela, Nicanor Sarmiento, entre otros; siendo ésta en donde surgió la idea de luchar por la vivienda.[2]

Menciona que a esa reunión había asistido un delegado del sindicato nacional que se llamaba Julio Barahona, quien lanzó el interrogante acerca de la falta de vivienda en Fusagasugá, a lo que los demás asistentes respondieron de inmediato que sí existían problemas de vivienda, así que ‘el compañero’ como lo denomina don Nicanor en sus líneas, les comentó que existía una organización en Bogotá que luchaba por la vivienda para los destechados, que se llamaba Central Nacional Provivienda, que si la gente aceptaba él invitaría a un delegado de la Central para que en una futura asamblea se debatiera sobre el tema.

Tal encuentro se llevó a cabo, fueron convocados los inquilinos de Fusagasugá y por supuesto asistieron miembros de sindicatos; la asamblea tuvo su curso normal y no se discutió mucho sobre el tema. Como lo resalta don Nicanor, la gente quería escuchar al delegado de CENAPROV, según comentan los asistentes se trataba de Tito Guarnizo, un “ideólogo muy versado en la historia según nos contaba desde la comunidad primitiva, la llegada de los españoles, cómo empezó la explotación de los unos con los otros,  la repartición y comercialización de la tierra hasta llegar a la existencia de la central nacional Provivienda, sus objetivos principales y su legalidad jurídica y su forma orgánica”[3]

De la intervención del delegado Guarnizo se dice que fue muy extensa, aunque los asistentes estuvieron muy atentos, debido a su interés por organizarse para conseguir vivienda, razón por la cual se constituyó ese mismo día el Centro Provivienda  Número Uno de Fusagasugá, al que inicialmente se agruparon 35 personas, la mayoría inquilinos y eligieron la primera directiva, obteniendo el certificado de reconocimiento del comité ejecutivo nacional con fecha del 13 de junio de 1969; de esta primera junta algunos miembros no mostraron el debido compromiso.

Al poco tiempo se inició la tarea de difundir el programa de CENAPROV y la elección de la segunda junta directiva, en la que se nombró a Raúl Herrera como presidente quien era también diputado de la asamblea de Cundinamarca, Félix Hortua vicepresidente, Oliverio Orejuela tesorero, Juan Rodríguez fiscal[4]. Así fue como iniciaron la lucha, luego se propusieron conseguir el terreno para poder iniciar un plan de vivienda, exigiéndole también al municipio el cumplimiento de la ley 61 de 1936, pero en el concejo municipal no se contaba sino con el apoyo del dirigente y concejal Juan De La Cruz Varela, por lo que se vieron obligados a buscar otras estrategias como la compra directa del lote con intermediarios como la Central.

Carlos Arango en uno de sus textos menciona que en Fusagasugá la lucha ante el concejo por el cumplimiento de la ley 61 de 1936 se logró tiempo después, consiguiendo  que el concejo autorizara a la alcaldía la expropiación o negociación de terrenos para vivienda, pero los terratenientes al percibir los alcances del plan se opusieron a tal objetivo, y con el fin de poner trabas al proceso propusieron que fuera el Instituto de Crédito Territorial  (I.C.T.) quien se encargara de tal proyecto, lo que fue percibido como una burla, ya que dicha entidad no contaba con los recursos necesarios para desarrollar un proyecto de tal magnitud.

Por algún motivo los terratenientes cambian de actitud y deciden ofrecer lotes baratos a la Central, logrando así el área para el barrio Popular Obrero con la posibilidad de pagar una cuota inicial y el resto a plazos. Tratando de encontrar cuál fue el motivo que produjo dicho cambio en los terratenientes, encontramos según el relato de Celiano Valero que

“ En ese tiempo no habían pequeñas propiedades, en ese tiempo había era haciendas; entonces esto era de un señor que se llamaba Benjamín Escobar. Pero nosotros dentro de la organización, teníamos a un muchacho que había sido trabajador del ferrocarril y le gustaban las reuniones y las cuestiones de lucha sindical, se llamaba Álvaro Sabogal ese era yerno del dueño del terreno. Entonces él le habló al suegro para que le vendiera el terreno a la organización. Y se logró llegar a la fijación de un precio. Se hicieron papeles, se creó una cuenta bancaria para pagar la primera cuota[5] 

Una vez negociado el lote, encontraron en éste dos aspectos claves que empezaron a dar forma al carácter de los habitantes del barrio[6] y la manera de proponerse el progreso del mismo. Por un lado hallaron un terreno que durante mucho tiempo fue empleado para el cultivo de abíchela y tomate, por lo cual se encontraba en condiciones no tan favorables para construir viviendas; debido a la imposibilidad de recursos económicos para contratar maquinaria, surge la figura del TRABAJO COMUNITARIO, y con pica y pala en mano los futuros habitantes se propusieron adecuar el terreno para empezar a construir sus casas.

Por otro lado la relación de los pobladores con los sindicatos, CENAPROV  y el Partido Comunista dio pie para que lo demás habitantes de Fusagasugá especularan acerca del origen del barrio, había quienes decían que se trataba de una invasión; ante esos rumores decidieron, según don Celiano Valero, construir un muro que delimitara y permitiera demostrar que de ninguna manera pretendían invadir terrenos vecinos, una vez demostrado el origen legal y la negociación del lote, puesto que luego de las primeras reuniones y de que se difundiera la noticia del surgimiento del barrio en Fusagasugá “detuvieron a los directivos, se reunió el alcalde Teodoro Aya, monseñor Caro, el personero, el comandante de la policía y le dijeron que ellos ayer habían invadido unos terrenos y ellos respondieron, ‘no señor, nosotros no hemos invadido nada, aquí hay un acta de reunión con quórum, segundo hay un contrato’. Entonces el alcalde con sus secuaces llegaron a la conclusión de que no había nada ilegal.”[7]      


[1] ENTREVISTA con Elso Orejuela. Op. cit.
[2] Archivo personal de Nicanor sarmiento, cuaderno de apuntes, reseña histórica “CENAPROV en fusa”
[3] Ver ANEXO 1.
[4] Dichas juntas directivas estaban conformadas en su mayoría por hombres, la participación de la mujer fue muy reducida, por lo general llegaron a ocupar el cargo de tesorera o secretaria. Los primeros miembros no contaban con una formación académica suficiente como para redactar oficios y demás documentos,(lograban leer y escribir muy precariamente) razón por la cual encontraron bastantes inconvenientes, los cuales fueron superando, al vincular a los hijos de los algunos  miembros de la organización que contaban con un nivel académico más avanzado.
[5] ENTREVISTA con Celiano Valero. Op. Cit.  
[6] Los primeros habitantes del barrio, en su mayoría eran personas adultas, con familias consolidadas, algunas de éstas numerosas; un considerable porcentaje de mujeres cabeza de hogar, todos con enormes carencias económicas y baja formación académica; trabajadores y comprometidos luchadores.    
[7]ENTREVISTA con Celiano Valero. Op. Cit.

[1] ENTREVISTA con Elso Orejuela, actual Vicepresidente nacional de Provivienda  e hijo de uno de los fundadores del barrio. Fusagasugá, abril de 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario