MARIO
UPEGUI HURTADO (1938- 2012)
Tomado de: Álbum familia
Sarmiento.
Este incansable luchador
popular, hijo de campesinos humildes y
trabajadores, nació el 19 de julio de 1938
en Montenegro (Quindío), se dice que
aprendió a escribir y a leer gracias a Camilo Torres, pero al parecer
aprendió mucho más que eso, ya que desde
muy temprana edad acompañó al cura guerrillero haciendo las veces de
guardaespaldas, emprendió allí el camino hacia la revolución, aquella que tanto
anhelo su mentor, para posteriormente dedicarse hasta los últimos días de su
vida a la lucha por la justicia y las causas populares.
Siendo muy joven se vinculó
al Partido Comunista Colombiano (P.C.C.), del que llegó a ser un gran líder,
comprometido y presente en todos los procesos que éste emprendía a favor del
pueblo, la democracia y la búsqueda de la paz.
La Universidad Cooperativa
de Colombia le otorgó a finales del año 2008 un reconocimiento "Honoris Causa
de la Facultad de Sociología" como mérito a su trabajo y lucha social por
el bien de las clases necesitadas y por supuesto por haber aportado grandes
esfuerzos a la solución de problemas de dichas clases afrontaban.
Fue durante 20 años concejal
de Bogotá, periodo en el que demostró total honestidad, perteneció al comité
ejecutivo del P.C.C., durante tres décadas por lo que sufrió amenazas,
persecuciones y hasta la cárcel. Igualmente fue presidente y sobreviviente de
la Unión Patriótica allí presenció los viles asesinatos en contra de sus
compañeros por lo que dedicó gran esfuerzo para esclarecer los hechos, en
contra de la impunidad y a favor de la reparación histórica de familiares y
víctimas de tal genocidio.
Mario Upegui ejerció un
papel determinante en la lucha por la vivienda en Colombia. Hacia 1961, junto a
otros dirigentes sociales y populares fundaron la Central Nacional Provivienda
(Cenaprov) y en común apoyo con el P.C.C, contribuyeron a la construcción de
aproximadamente 200 barrios a nivel nacional, luchando contra los políticos y
las autoridades que estigmatizaban este tipo de acciones, de igual forma
lucharon en contra de muchos urbanizadores piratas que buscaban aprovecharse de
la necesidad de vivienda de algunos pobladores.
Una de las más importantes
luchas por la vivienda lideradas por
Mario Upegui tiene que ver con la
construcción del barrio Policarpa Salavarrieta al sur de la ciudad de
Bogotá, a tan solo unas cuadras de la casa presidencial, en donde expuso su
vida por apoyar a la comunidad durante aquellos repetidos intentos de la fuerza
pública por desalojar lo que empezó como una invasión en pro del derecho a la
vivienda.
De igual forma hizo
importantes contribuciones el barrio Popular Obrero en Fusagasugá, pues desde
la presidencia de CENAPROV acogió, asesoró y acompañó el proceso de
organización del mismo.
Sin lugar a dudas Mario
Upegui Hurtado fue un hombre de firme compromiso y entrega total, no mostró
vacilación alguna en sus decisiones ni en sus acciones, trabajó siempre por los
intereses del pueblo y aunque sus cargos y reconocimientos no fueron su mayor
motivo de orgullo si lo fue haber
apoyado tantos procesos y haber
obtenido la positiva respuesta y acogida de las personas con las que trabajó
desde aquellos cargos.
Un gran ejemplo de lucha y
transformación social fue lo que dejo Upegui en la historia de un país, en el
que muchos opinan pero pocos actúan.
NICANOR SARMIENTO RIVEROS (1924-1999)
Tomado de: Álbum familia Sarmiento.
El
11 de enero de 1924 el municipio de Pasca (Cundinamarca) vio nacer, a quien
sería uno de los más queridos y admirados luchadores populares de Fusagasugá:
Nicanor Sarmiento. Proveniente de un hogar de humildes campesinos, desde muy
joven fue un hombre de trascendentes decisiones, a muy temprana edad se marchó
de su casa en busca de oportunidades laborales con la compañía de uno de sus
hermanos.
Debido
a las necesidades y la escasez de recursos su formación académica llegó hasta
el grado segundo de primaria, esta formación se fue enriqueciendo al recorrer
la región del Sumapaz y no precisamente en un aula; fue la vida misma, quien se
encargó de forjar en este personaje valores, coraje y sensatez.
Aprendió
el oficio de acerrar madera, del cual obtuvo el sustento la mayor parte de su
vida, sin lugar a dudas llegó a ser uno de los más destacados ebanistas y
carpinteros de Fusagasugá, en donde se estableció y conformó su familia luego
de recorrer municipios vecinos.
La
época de la violencia de mediados del siglo pasado, los corrillos políticos de
los partidos hegemónicos y las atroces injusticias padecidas por sus
compatriotas, moldearon su ideología, su forma de percibir la sociedad y en su
afán por defender los
intereses y la reivindicación de los derechos de los trabajadores, campesinos y
por supuesto, destechados, se unió a la lucha del Partido Comunista a finales
del año de 1966, en el que llegó a ser uno de los militantes más fieles y
activos. Fue sin duda un comunista, integro, completo, que ningún día de su
vida le falló al partido.
La experiencia de lucha en algunos lugares del país,
emprendida por los destechados, influenció fuertemente a Nicanor, su pasión y
obsesión era la lucha por la vivienda, razón por la cual, inició de la mano con
otros líderes populares pertenecientes al Partido Comunista y bajo la asesoría
de CENAPROV un proyecto de vivienda en Fusagasugá, del que resultó la
construcción del barrio Popular Obrero, aquel sueño de un techo propio se hizo
realidad para 207 familias, incluyendo la suya.
La lucha no frenó allí, la consecución de los servicios
públicos, el mejoramiento de las viviendas y la consolidación del barrio,
impulsó a este luchador viviendista a otros espacios de participación, llegando
así con el apoyo del Partido Comunista al concejo municipal durante dos
periodos desde 1972 a 1978. Su participación allí dejó muy en alto el nombre
del barrio y de sus habitantes, al destacarse por su gran compromiso,
responsabilidad, honradez y solidaridad
con la comunidad.
Su lucha incansable conjugada con el dinamismo que lo
caracterizó, le permitieron ser uno de los gestores de obras importantísimas
para el barrio, como lo fueron la construcción de la casa cultural, la escuela
Yira Castro y el puesto de salud.
Como reconocimiento a su entrega y dedicación las
directivas de CENAPROV, le dieron un cargo como funcionario remunerado y una
vez retirado del oficio de la carpintería debido a inconvenientes de salud, se
dedicó de lleno a la lucha y al trabajo comunitario, desempeñándose como presidente
del Centro Provivienda Numero Uno de Fusagasugá en donde por supuesto reafirmó
los valores que siempre lo caracterizaron; demostró a su vez ser muy
organizado, siempre tomaba nota o registro fotográfico de los avances o
acontecimientos importantes para el progreso del barrio.
Sus compañeros, amigos y familiares hoy lo recuerdan como
aquel apasionado por su causa, que nunca le falló a sus compromisos, que a
pesar de sus escasos recursos, jamás sacó ganancia a la organización; como
aquel hombre que con su voz de autoridad y liderazgo les dejó más que consejos,
les dejó una lección de vida, de lucha y
sobre todo le dejó a toda una generación el inicio de un camino que se recorre
tras la realización de los sueños.
MARIA
HELENA REINA MONTILLA (1948-1998)
Nacida
un 2 de Mayo de 1948 en el Municipio de Viotá Cundinamarca; Hija de Aminta
Montilla y Adán Reina, humildes campesinos del sector. Realizó estudios hasta
segundo de bachillerato en el colegio de la inspección de Liberia,
perteneciente a Viotá. Desde muy niña, se caracterizó por ser líder,
organizando diferentes grupos para la realización de actividades culturales y
ecológicas. A los 13 años de edad se vincula a las juventudes comunistas y
posteriormente a la UMD (Unión de Mujeres Demócratas).
A
los 22 años contrae matrimonio y se traslada a la ciudad de Bogotá donde vive
por tres años con su esposo y sus tres hijas. Posteriormente llegan a Fusagasugá
y luego de 14 años de matrimonio se separa; por esta razón se ve en la
obligación de dedicarse a la costura como medio de sustento y empieza a
integrarse al partido Comunista, el cual le brinda apoyo contratándola como
Secretaria de la Central Nacional Pro- vivienda sede Fusagasugá. Igualmente su
padre le obsequia una vivienda ubicada en el barrio Los Comuneros para que viva
allí junto con sus hijas.
Con
su llegada al barrio y su presencia en la Central, se empieza a interesar mucho
más en la lucha por los derechos de las clases populares y por los destechados,
reintegrándose a la lucha con y por las mujeres
Fusagasugueñas; igualmente se involucra en la legalización de los barrios
Comuneros, Jaime Pardo Leal, Pablo Bello y las Américas, la consecución de
servicios públicos y la defensa de los
hogares comunitarios.
Gracias a su participación en la UMD es
enviada por cuatro meses a La Habana (Cuba), con el fin de recibir una
capacitación en cuanto a la lucha de las mujeres, con el firme compromiso de revertir
dichas experiencias en las mujeres Fusagasugeñas. Fue concejal suplente en dos
ocasiones y en el año de 1988 libra una fuerte batalla en apoyo a los hogares y
madres comunitarias en búsqueda de reivindicaciones como seguridad social y el
pago del salario mínimo. Al ser la única mujer que integraba para ese entonces
el comité ejecutivo de Pro-vivienda, luchó contra el machismo exigiendo el
reconocimiento de la labor femenina en todos los niveles de la sociedad.
Desde
el comité femenino de Pro-vivienda realizo diversas tareas entre las que se
destacan la creación de una tienda y panadería comunitaria organizada por las
mujeres del comité, la creación de un comedor popular en el barrio Los
Comuneros el cual funcionó hasta hace pocos años brindando alimentación a
personas de la tercera edad pertenecientes al sector. La pertenencia al
nombrado comité, le permitió ser representante del mismo en el técnico de la
Mesa Municipal de la Red de Solidaridad Social para el programa de apoyo a
mujeres jefas de hogar con hijos en edad escolar y en el comité Promujer de Fusagasugá desde
donde llega a ser edil de la comuna sur oriental.
El
20 de Septiembre de 1998 cuando tenía 50 años de edad, la luz de esta luchadora
mujer se apagó producto de una penosa enfermedad que le hizo perder su batalla
por la vida. El legado que dejó se
refleja en la admiración y reconocimiento de todos aquellos que vivieron de
cerca su obra, quienes la recuerdan con cariño y reconocen el importante papel
que ejerció por la defensa de las mujeres.
Actualmente
la Casa Cultural del Barrio Los Comuneros lleva el nombre de esta luchadora
como reconocimiento a su labor dentro del barrio y con el fin de que su nombre
nunca sea olvidado.
PAPEL DE LA MUJER EN LA LUCHA POR LA VIVIENDA POPULAR*
Por: Mario sarmiento
Muchas, valerosas, destacadas y luchadoras, son las mujeres que contribuyeron a consolidar lo que hoy es el Barrio Popular Obrero en Fusagasugá. Unas, llegaron al barrio con su esposo e hijos, otras, solamente con sus hijos pues las condiciones de violencia de las zonas de donde provenían, las habían despojado de sus seres queridos; otras, llegaron, se separaron, lucharon, se quedaron…
Mencionarlas a todas, conllevaría un trabajo que superaría las páginas de cualquier texto, pues alrededor de cada una de ellas, se tejieron verdaderas historias, se sucedieron hechos anecdóticos que, dejar de lado un detalle, haría perder el contexto de la realidad en que se sucedieron.
Las hubo de todas: aquellas que estaban pendientes del tinto a la hora de las reuniones de Directiva o de asamblea del Barrio, las que ayudaban en la organización y desarrollo de los bazares, aquellas que, a la par con los hombres, rompieron la tierra para la construcción de las obras vitales de la comunidad, otras que instalaban la venta de Bavaria, Rubia o costeña -las cervezas de la época- para mermar la sed de los compañeros –palabra que indicaba la amistad y la fraternidad reinante en ésta comunidad.
* Como aporte a nuestra investigación, Mario sarmiento, decide escribir estas líneas en reconocimiento a la labor y lucha de las mujeres de Pro-vivenda, en especial Lucila Vega.
Unas, nos acompañaron en el duro trasegar de construir comunidad; otras, por cuestiones familiares, laborales, oportunidades de negocio o por enfermedad se marcharon del barrio; a otras, sencillamente, la muerte las sorprendió cuando empezaron e ver sus hijos disfrutando alegremente de lo que ayudaron a construir o marchar a otras ciudades en busca de educación superior u oportunidades de empleo. Otras, aun viven en el barrio y recuerdan con nostalgia aquellas épocas, recordando el adagio popular de que todo tiempo pasado fue mejor.
Tal es el caso –sin pretender desconocer el trabajo de otras valiosas mujeres- de LUCILA VEGA. Madre de 3 hijos en su primera relación, llega al barrio a ayudar a construir comunidad. Ya con dos hijos en su nueva relación, se vincula al proceso, destacándose por su ánimo de participación en los diferentes comités en que se trabajaba para bien de la comunidad: el comité de obras, femenino, de trabajo comunitario, etc.
Muchos recordamos su puntualidad a la hora de llegar a las actividades programadas. Sin descuidar sus quehaceres domésticos ni el cuidado de sus hijos, Lucila acude con puntualidad al llamado de las actividades a desarrollar en el barrio, está pendiente del diario vivir de la comunidad, recuerda a los Directivos que una vecina está enferma y requiere de la solidaridad proponiendo una recolecta para ayudarla; igualmente, le jala las orejas a los compañeros Anatolio y Olimpo, por estar recochando en plena reunión, a tiempo que está pendiente que los hijos del compañero, están en la calle y es peligroso a tan altas horas de la noche. Es sorprendente, sentir como Lucila está en todo pendiente, siempre dispuesta a colaborar y siempre, en la mejor disposición de contribuir para que el barrio Popular Obrero, sea lo que es hoy.
Cosas del destino, la llevan a su segunda separación y a quedar sin techo junto con sus pequeños hijos. Sin lotes a disposición, la Central Nacional Provivienda, aprovecha el proceso de legalización del barrio ante la Alcaldía Municipal y en una esquinita, se reduce el tamaño de una zona verde y se incorpora el Lote 207 del Barrio, siendo adjudicado, previo un módico pago y en reconocimiento a su lucha, sitio actual de su residencia.
Tal ha sido su valioso aporte, que ni siquiera en la actualidad descansa en su preocupación por mejorar las condiciones de vida de la comunidad que ayudó a formar y a la que pertenece: luego de ser directiva de CENAPROV, tanto en el Barrio como a nivel Seccional y de participar en varias Asambleas Nacionales de la organización, se vincula también a la Junta de Acción Comunal; posteriormente es elegida Edil de la Comuna Sur Oriental de Fusagasugá, apoyando sendos candidatos a Concejo y Alcaldía Municipal, a quienes de vez en cuando, regañaba por prometer y no cumplir recordando los compromisos hechos ante su comunidad.
En la actualidad, Lucila se vincula a diferentes programas que iniciara PROVIVIENDA y luego continuaran algunas alcaldías en Fusagasugá, particularmente en la atención a población de la tercera edad, viendo con tristeza como, por decisiones políticas, tales programas de borran de tajo, dejando aun más desprotegidos a nuestros ancianos. Sin embargo, su experiencia le permite concluir que, desde sus comienzos, ha sido más el esfuerzo mancomunado de la comunidad que la presencia y el apoyo estatal en la solución de los problemas, lo que la motiva, a seguir adelante en su lucha, digno ejemplo de firmeza, dedicación y constancia por una comunidad, sin dejar de lado, como en sus mejores tiempos, su reclamo pendiente por no haber ido a visitarle en aquella Navidad…….