En
medio de la guerra por la tierra y el poder muchas familias de diversos municipios de la región Sumapaz y el Tequendama
se vieron en la obligación de salir de sus viviendas buscando la seguridad que
les había arrebatado tanta violencia. Según cuenta Elso Orjuela:
“Empezó la
gente a buscar protección en algún lado, la gente a dejar sus finquitas, a
dejar lo que tenía por allá en los municipios, en las veredas y protegerse en
donde más cerca podía en donde encontraba algo más de seguridad. Uno de esos
sitios fue Fusagasugá.”[1]
Por
lo tanto estas personas llegan a la ciudad sin más pertenencias que lo que
traían puesto, con grandes necesidades de vivienda y empleo, pues eran muy
pocos quienes contaban con familiares que pudiesen albergarlos y si lo hacían
era por corto tiempo debido a las incomodidades que de ello se derivan.
Pero a pesar de esta situación
Fusagasugá representaba para estos nuevos pobladores la oportunidad de volver a
empezar, así como la ilusión de obtener un lugar tranquilo donde vivir con sus
familias dejando atrás el dolor por la pérdida de sus viviendas.
¡Organización para el nuevo
pueblo!
Teniendo
en cuenta que la mayoría de los nuevos habitantes eran personas, provenientes
de municipios rurales como Cabrera, Venecia, Pasca, San Bernardo, era de
esperarse que su sustente deviniera de labores propias del campo; pero al
llegar a Fusagasugá las carencias aumentaban a diario tanto así que los jefes
de hogar se vieron en la obligación de empezar a trabajar en diferentes oficios
como la construcción y la carpintería, pues el crecimiento de la ciudad así lo
exigía.
Hacia
los años cincuenta, se empieza a pensar en la necesidad de organización con el
fin de apoyarse entre ellos mismos en búsqueda de la reivindicación de sus
derechos, por medio de sindicatos de acuerdo a la actividad laboral que
desempeñaran y las nuevas alternativas políticas, diferentes a los bandos
liberales o conservadores como lo fue en ese momento el Partido Comunista.
Puesto que “venia alguna gente con algún tipo de formación marxista,
campesinos. De esos porque es que Sumapaz tiene una una virtud especial,
Sumapaz tiene uno de los campesinados más cultos de América, sí, ya el
campesinado de la provincia del Sumapaz para esa época tenía una enorme
formación intelectual producto de sus propias luchas”[1]
¡Un techo propio!
Tratando de hallar el origen del proceso
que trajo consigo la solución al problema de vivienda de muchas familias
destechadas en Fusagasugá, encontramos la importante participación de CENAPROV,
la cual se hizo presente en el municipio por medio de algunos contactos que
venían enterándose de la problemática y debatiendo sobre el tema durante las
asambleas sindicales que llevaban a cabo diferentes sectores de la población.
Según los apuntes personales de don
Nicanor Sarmiento, uno de los líderes y fundadores del barrio Obrero de
Fusagasugá; en el mes de Julio de 1969, los socios de la subdirección del Sindicato
Nacional de la Industria de la Construcción, un grupo de desplazados y algunos
miembros del Partido Comunista, se reunieron en una asamblea en la que
participaron Oliverio Orejuela, Nicanor Sarmiento, entre otros; siendo ésta en
donde surgió la idea de luchar por la vivienda.[2]
Menciona que a esa reunión había
asistido un delegado del sindicato nacional que se llamaba Julio Barahona,
quien lanzó el interrogante acerca de la falta de vivienda en Fusagasugá, a lo
que los demás asistentes respondieron de inmediato que sí existían problemas de
vivienda, así que ‘el compañero’ como lo denomina don Nicanor en sus líneas,
les comentó que existía una organización en Bogotá que luchaba por la vivienda
para los destechados, que se llamaba Central Nacional Provivienda, que si la
gente aceptaba él invitaría a un delegado de la Central para que en una futura
asamblea se debatiera sobre el tema.
Tal encuentro se llevó a cabo, fueron
convocados los inquilinos de Fusagasugá y por supuesto asistieron miembros de
sindicatos; la asamblea tuvo su curso normal y no se discutió mucho sobre el
tema. Como lo resalta don Nicanor, la gente quería escuchar al delegado de
CENAPROV, según comentan los asistentes se trataba de Tito Guarnizo, un
“ideólogo muy versado en la historia según nos contaba desde la comunidad
primitiva, la llegada de los españoles, cómo empezó la explotación de los unos
con los otros, la repartición y
comercialización de la tierra hasta llegar a la existencia de la central
nacional Provivienda, sus objetivos principales y su legalidad jurídica y su
forma orgánica”[3]
De la intervención del delegado Guarnizo
se dice que fue muy extensa, aunque los asistentes estuvieron muy atentos,
debido a su interés por organizarse para conseguir vivienda, razón por la cual
se constituyó ese mismo día el Centro Provivienda Número Uno de Fusagasugá, al que inicialmente
se agruparon 35 personas, la mayoría inquilinos y eligieron la primera
directiva, obteniendo el certificado de reconocimiento del comité ejecutivo
nacional con fecha del 13 de junio de 1969; de esta primera junta algunos
miembros no mostraron el debido compromiso.
Al poco tiempo se inició la tarea de
difundir el programa de CENAPROV y la elección de la segunda junta directiva,
en la que se nombró a Raúl Herrera como presidente quien era también diputado
de la asamblea de Cundinamarca, Félix
Hortua vicepresidente, Oliverio Orejuela tesorero, Juan Rodríguez fiscal[4].
Así fue como iniciaron la lucha, luego se propusieron conseguir el terreno para
poder iniciar un plan de vivienda, exigiéndole también al municipio el
cumplimiento de la ley 61 de 1936, pero en el concejo municipal no se contaba
sino con el apoyo del dirigente y concejal Juan De La Cruz Varela, por lo que
se vieron obligados a buscar otras estrategias como la compra directa del lote
con intermediarios como la Central.
Carlos
Arango en uno de sus textos menciona que en Fusagasugá la lucha ante el concejo
por el cumplimiento de la ley 61 de 1936 se logró tiempo después,
consiguiendo que el concejo autorizara a
la alcaldía la expropiación o negociación de terrenos para vivienda, pero los
terratenientes al percibir los alcances del plan se opusieron a tal objetivo, y
con el fin de poner trabas al proceso propusieron que fuera el Instituto de
Crédito Territorial (I.C.T.) quien se
encargara de tal proyecto, lo que fue percibido como una burla, ya que dicha
entidad no contaba con los recursos necesarios para desarrollar un proyecto de
tal magnitud.
Por
algún motivo los terratenientes cambian de actitud y deciden ofrecer lotes
baratos a la Central, logrando así el área para el barrio Popular Obrero con la
posibilidad de pagar una cuota inicial y el resto a plazos. Tratando de
encontrar cuál fue el motivo que produjo dicho cambio en los terratenientes,
encontramos según el relato de Celiano Valero que
“ En ese tiempo no habían
pequeñas propiedades, en ese tiempo había era haciendas; entonces esto era de
un señor que se llamaba Benjamín Escobar. Pero nosotros dentro de la
organización, teníamos a un muchacho que había sido trabajador del ferrocarril
y le gustaban las reuniones y las cuestiones de lucha sindical, se llamaba
Álvaro Sabogal ese era yerno del dueño del terreno. Entonces él le habló al
suegro para que le vendiera el terreno a la organización.
Y se logró llegar a la fijación de un precio. Se hicieron papeles, se creó una
cuenta bancaria para pagar la primera cuota[5]
Una
vez negociado el lote, encontraron en éste dos aspectos claves que empezaron a
dar forma al carácter de los habitantes del barrio[6]
y la manera de proponerse el progreso del mismo. Por un lado hallaron un
terreno que durante mucho tiempo fue empleado para el cultivo de abíchela y
tomate, por lo cual se encontraba en condiciones no tan favorables para
construir viviendas; debido a la imposibilidad de recursos económicos para
contratar maquinaria, surge la figura del TRABAJO COMUNITARIO, y con pica y
pala en mano los futuros habitantes se propusieron adecuar el terreno para
empezar a construir sus casas.
Por
otro lado la relación de los pobladores con los sindicatos, CENAPROV y el Partido Comunista dio pie para que lo
demás habitantes de Fusagasugá especularan acerca del origen del barrio, había
quienes decían que se trataba de una invasión; ante esos rumores decidieron,
según don Celiano Valero, construir un muro que delimitara y permitiera
demostrar que de ninguna manera pretendían invadir terrenos vecinos, una vez
demostrado el origen legal y la negociación del lote, puesto que luego de las
primeras reuniones y de que se difundiera la noticia del surgimiento del barrio
en Fusagasugá “detuvieron a los directivos, se reunió el alcalde Teodoro Aya,
monseñor Caro, el personero, el comandante de la policía y le dijeron que ellos
ayer habían invadido unos terrenos y ellos respondieron, ‘no señor, nosotros no
hemos invadido nada, aquí hay un acta de reunión con quórum, segundo hay un
contrato’. Entonces el alcalde con sus secuaces llegaron a la conclusión de que
no había nada ilegal.”[7]
[1]
ENTREVISTA con Elso Orejuela. Op. cit.
[2]
Archivo personal de Nicanor sarmiento, cuaderno de apuntes, reseña histórica
“CENAPROV en fusa”
[3] Ver ANEXO 1.
[4] Dichas juntas
directivas estaban conformadas en su mayoría por hombres, la participación de
la mujer fue muy reducida, por lo general llegaron a ocupar el cargo de
tesorera o secretaria. Los primeros miembros no contaban con una formación
académica suficiente como para redactar oficios y demás documentos,(lograban
leer y escribir muy precariamente) razón por la cual encontraron bastantes
inconvenientes, los cuales fueron superando, al vincular a los hijos de los
algunos miembros de la organización que
contaban con un nivel académico más avanzado.
[5]
ENTREVISTA con Celiano Valero. Op. Cit.
[6] Los primeros
habitantes del barrio, en su mayoría eran personas adultas, con familias
consolidadas, algunas de éstas numerosas; un considerable porcentaje de mujeres
cabeza de hogar, todos con enormes carencias económicas y baja formación
académica; trabajadores y comprometidos luchadores.
[7]ENTREVISTA con Celiano
Valero. Op. Cit.
[1]
ENTREVISTA con Elso Orejuela, actual Vicepresidente nacional de
Provivienda e hijo de uno de los
fundadores del barrio. Fusagasugá, abril de 2012.